martes, 3 de enero de 2012

AMARRA ISLEÑA HUGO DEL CARRIL: UNA GRAN OBRA SIN MANTENIMIENTO

El problema de los isleños de adónde dejar las embarcaciones al momento de ir al continente está lejos de resolverse. Las Amarras isleñas Hugo del Carril, inauguradas en septiembre de 2009 son un paso muy importante hacia una posible solución, pero hoy sufren de la desidia de la falta de mantenimiento.
            Con espacio para casi 70 embarcaciones pequeñas, las amarras consisten en unas sólidas balsas equipadas con canillas de agua potable, luces, y unos fierros perpendiculares a éstas donde se atan los botes de proa. Hemos podido constatar que muchas de estas estructuras metálicas, o faltan, o bien están inutilizadas. También este boletín ha verificado el faltante del protector de goma que evita los rayones en el casco de las embarcaciones en numerosas amarras, debiendo los usuarios recurrir a artimañas como envolver las puntas en un trapo, goma espuma, o un salvavidas viejo.
            Esta situación disminuye considerablemente la cantidad de amarras usables, ya de por sí escasas, y además causa daños en los botes.



Estructura sin flotante. Inutilizada



Falta la estructura metálica y el protector de madera roto



Amarra inutilizada con faltante del protector de goma


Falta el protector de goma en la punta



Ingenio para salvar el casco de los rayones


Otra amarra inutiliza por falta del flotante


Otra estructura faltante y el protector de madera roto



            Todos estos inconvenientes que sufren los isleños son salvados por la buena voluntad de empleados como Edith o Enrique que siempre están bien predispuestos a dar una mano con simpatía.
            Cabe recordar que la Hugo del Carril no es gratis. Se paga 2 pesos la hora y 10 la estadía; y para sólo citar un ítem de los recursos que el municipio obtiene del delta, la tasa de embarque cobrada a la infinidad de turistas que utilizan las lanchas colectivas, produce alrededor de 10 millones de pesos al año, cifra más que suficiente para mantener en buen estado las amarras existentes y para ampliar la capacidad de ésta y de otras futuras que vayan a construirse, como la que se planea hacer en el río Reconquista.
            Cada vez se reducen más los espacios donde el isleño puede dejar su bote en continente, convirtiéndolo día a día en un tigrense de segunda. La “escalerita del Mc Donalds”, histórico punto donde el vecino del delta amarraba por unos minutos para ir al centro de Tigre a hacer unas compras rápidas, ha sido apropiado para el uso exclusivamente turístico, como si la Estación Fluvial no alcanzara, lo que desplazó al isleño de un punto estratégico importantísimo en su vida cotidiana.
            El otro sitio que se utilizaba era el de la ex guardería Géminis, sobre el río Tigre, al lado de la plaza de la Prefectura. Allí existían dos balsas en pésimo estado. Los vecinos de la isla construyeron una excelente balsa en el Centro Comunitario Casa Puente con algunos materiales cedidos por la municipalidad a los que hubo que sumarle más que compraron los constructores con su dinero, la donaron a la comunidad, y fue instalada en ese punto. Hoy es la única que existe, ya que las otras nunca fueron repuestas por ninguna autoridad municipal desconociendo una vez más esta imperiosa necesidad.
            Los isleños de la zona del arroyo Gambado, que por la cercanía al continente viajan en piragüa o kayak, ya no tienen lugar en el tradicional punto que es la rampa del Club Hispano, en el paseo Victorica. El aumento de la población ha producido una saturación de canoas en el lugar y literalmente hay que dejarlas una arriba de la otra. Esto sumado a las reiteradas agresiones y amenazas sufridas por parte del personal del club que dice “recibir órdenes de no dejar bajar ni subir a nadie”.
Todo esto significa que los isleños no tienen opción gratuita para dejar sus botes como lo tiene el resto de los tigrenses con sus automóviles.
Por este delicado tema los usuarios de la rampa se han convocado en Casa Puente para encontrar una solución a este tema, y en breve se redactará una nota con propuestas para encontrar junto al municipio la forma de resolver este asunto.
            Los recursos económicos del fisco comunal extraídos del delta son astronómicos y en franco aumento. Las soluciones hasta ahora para un problema crucial de los isleños a la hora de ir a trabajar,estudiar, o simplemente recrearse, muy escasas.

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